Ayer pasamos un día estupendo en la capital aragonesa. Todos esperábamos con gran ilusión este día porque las "profes" nos habían dicho que nos lo íbamos a pasar genial (y no nos engañaron).
Primero fuimos al Museo del Origami, donde conocimos a dos "papiroflectas" profesionales que nos explicaron con todo lujo de detalle qué era eso del origami.... ¿Sabíais que antes de existir el papel ya se hacían figuras con papiro? ¿O la historia de Sadako, la niña japonesa que intentó doblar mil grullas? Todos nos quedamos impresionados con estas historias, pero lo que más nos sorprendió fueron las figuras que nos enseñaron, entre ellas, dragones, tortugas ninja y un Pegaso hecho con 64 m2 de papel. Lo que más nos apetecía después de ver esas maravillas era empezar a plegar, así que los dos origamistas nos enseñaron a hacer un cisne de papel. A alguno se le dio mejor que a otro, pero todos conseguimos llevarnos un recuerdo.
Después, la idea era comer en el parque José Antonio Labordeta, pero como nuestro autobús era casi una nave espacial, no cabía por donde teníamos que ir. Buscamos un plan alternativo y comimos cerca del acuario, nuestro próximo objetivo. Hacía bastante calor, así que después de comer, los que quisimos, nos compramos un riquísimo helado.
Por último, fuimos a nuestra cita con los peces. Nos dividimos en tres grupos y poco a poco fuimos descubriendo nuevos y exóticos animales, entre ellos los enormes arapaimas, los peces arqueros, las peligrosas pirañas, los tranquilos cocodrilos, los juguetones monos titís, a la familia de nutrias Valero, Pilarín y Antón y ¡hasta una anaconda! Todos salimos tan entusiasmados que quisimos llevarnos un recuerdo, así que nos compramos un pequeño detalle.
Un día para la memoria, en el que más bonito fue la compañía y el buen ambiente que reinó entre todos. ¡Olé por nuestros chicos!
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